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Historia
Cerca de donde se levanta hoy la villa de Llançà, se emplazaba la antigua ciudad de Deciana, fundada en 218 a.C., cercana a la vía romana que en el Rosselló se bifurcaba y atravesaba los Pirineos por los cuellos de Massana y el Portús. Después de la destrucción de Empúries, por Hasting y sus normandos, en 862, los habitantes de las costas de l'Empordà por miedo a las incursiones de los piratas sarracenos, se desplazan de la costa hacia el interior, y así la Villa de Llançà fue levantada cerca del mar, pero casi totalmente escondida.
En los pergaminos del siglo X de Sant Pere de Rodes, se denomina a menudo el nombre de Vall Lanciana o Vall Lanciani, que recuerda el viejo nombre de Deciana, del cual se cree que derivó el actual Llançà.
A la primavera de 1344, Ramon Berenguer, segundo conde de Empúries de la segunda dinastía, se sublevó contra el rey de Aragón, Pere IV. El conde encarceló en Llançà muchos caballeros del Rosselló, que defendían el monarca. Inesperadamente, Pere IV se presentó en Figueres y procesó el conde de Empúries, otorgándole finalmente el perdón gracias a los ruegos familiares.
El 1659, fecha de la Paz del Pirineo, los franceses reclaman Llançà, y pretenden poner la frontera en el cabo de Creus, pero después se acordó pasarla a la cabeza de Cervera.
El 1692 se construyó la Capilla del Puerto.
A mediados del siglo XVIII, bajo las ordenes de Santo Vicenç, se construyó el actual templo parroquial sobre restos de una vieja iglesia románica que desde el año 974 pertenecía a la jurisdicción del Abad de Sant Pere de Rodes.
Entre los años 1718 al 1720 se desarrolló la economía con la exportación de vino y aceite.
El año 1787 se habla de un millar de habitantes al municipio.
El 1793, cuando los franceses quisieron coger Rosas, fueron vencidos en Llançà. Como recuerdo de todo este pasado histórico sólo restan la iglesia parroquial barroca del s. XVIII y la torre románica del s. XIII o XIV. Estos dos monumentos están enclavados en la Plaza Mayor de la Villa de Llançà y constituyen dos monumentos que es preciso proteger.
La iglesia y la torre son dos monumentos característicos del paisaje urbano de Llançà que se visualizan desde toda la periferia de la Villa.
El 1870 se plantó el Árbol de la Libertad para expresar el sentido democrático de la villa.
El casco antiguo se organizó en el entorno de la iglesia parroquial y estaba delimitado por tres calles: Dentro de la Vila, Mayor e Iglesia. Al Puerto de Llançà había casas viejas de pescadores que han sido reformadas y, actualmente, ha acontecido centro turístico y residencial.
Los años 60, el turismo significó un crecimiento urbano y demográfico que provocó la dinamización y transformación del municipio. La gente de la época empezó a dedicarse a unos oficios nuevos, más atractivos y con posibilidad de hacer dinero: comerciantes, camareros, constructores, etc.